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domingo, 16 de julio de 2017

"De leche condensada a yogur" por: José Carlos Requena

Ganaderos_IEl analista señala el posible impacto de una observación por parte del ejecutivo a la autógrafa de la ley que prohíbe el uso de leche en polvo en la elaboración de lácteos.

El Ejecutivo podría estar abriéndose un nuevo frente de irascibilidad política. Como si las paralizaciones de los maestros y la huelga médica no fueran suficientes, existe amplia información para esperar que se observe la autógrafa de la ley que “promueve el desarrollo de la ganadería lechera del país y garantiza el origen del producto lácteo”.

Si bien la autógrafa aprobada resulta perfectible por un buen reglamento, una observación, como se ha insinuado, podría resultar arriesgada, ya que abriría un nuevo origen de intranquilidad social al ya caldeado ánimo ciudadano. 

Según el censo agropecuario del 2012, son más de 452 mil las ganaderías descritas como “unidades agropecuarias productoras de leche”. La Asociación de Ganaderos Lecheros del Perú (Agalep) estima que más de dos millones de peruanos están dedicados directamente a esta actividad. Las ganaderías corresponden a, sobre todo, tres cuencas ganaderas: Cajamarca, La Libertad y Arequipa. También existen cuencas medianas (como las de Lambayeque, el Mantaro, Amazonas, Puno, Cusco y Lima Región) y pequeñas (Tacna, la sierra y selva central y todos los departamentos amazónicos, desde Amazonas hasta Madre de Dios) en casi todo el país.

Hasta antes de que la leche alcanzara la notoriedad mediática actual, la principal demanda de los ganaderos era la cooperación para el financiamiento de plantas de producción de leche pasteurizada y leche UHT. Hoy el centro de los reclamos es el uso de la leche en polvo para la reindustrialización, sobre todo en la leche evaporada. Si bien la prohibición suena a recorte de libertades, en el fondo se trata de una ley de calidad y etiquetado. 

Aunque la discusión se ha reducido a las páginas económicas, es necesario empezar a ver el impacto regional que podrían tener las decisiones del Ejecutivo en las cuencas lecheras, cuyo aporte significa algo más del 5% del PBI agropecuario nacional. En el pasado, los lecheros han significado espacios de intranquilidad social; ahora podrían lograr que millones de consumidores respalden sus demandas.

Guste o no, en este debate parece haberse reeditado la oposición emprendedores versus gran empresariado que Keiko Fujimori planteó exitosamente en la contienda electoral del 2016, reflejada en la actual composición del Parlamento. A la salida de la conversación que sostuvo con el presidente Pedro Pablo Kuczynski el último martes, Fujimori mandó un mensaje a la población en espera de una resolución, al criticar el hecho de vender “leche que no es leche”. Sutileza que Kuczynski y sus ministros parecen ignorar, una vez más, y deja al país al borde de un nuevo conflicto social. El gobierno convierte así una dulce leche condensada en un ácido yogur.


FUENTE: EL COMERCIO

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